Se habla mucho del término street art o arte urbano. Un concepto que suele estar no exento de polémica. ¿Dónde está la frontera entre arte y apropiación indebida?, ¿Entre arte y vandalismo?, ¿Entre arte y protesta? Según una definición que he podido leer, se define al street art como arte expresado en la calle, normalmente de manera ilegal. Entonces…. ¿Esto es arte?



También he podido leer esto: “El arte callejero, al integrar sus elementos en lugares públicos bastante transitados, pretende sorprender a los espectadores. Suele tener un llamativo mensaje subversivo que critica a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o, simplemente, a la reflexión.” Entonces…. ¿Esto es arte?



 En la madrugada del martes al miércoles, un grupo nada desdeñable de personas, dirigidas por Jordan Seiler, eliminaron de forma clandestina más de cien carteles publicitarios, de esos que colocan en las marquesinas. En su lugar, colocaron mensajes que previamente habían recopilado vía e-mail de diferentes seguidores del movimiento (reconocidos artistas internacionales, abogados, amas de casa o profesores) . Cuando terminaron, se dispersaron y se dirigieron a continuar con su vida, a fichar en las oficinas, a preparar los desayunos a la familia, etc.



Uno abría los soportes mientras otro retiraba los anuncios y un tercero colocaba los mensajes de texto, todo sin romper cristales ni forzar cerraduras ya que habían hecho copias de la llave original fundiendo metal sobre moldes de silicona. Todo muy limpio. No del todo legal, pero limpio.



Ellos pretendieron “cambiar las expectativas de comportamiento público en espacios compartidos”. Lo cierto es que en pocas horas, alguien ya se había encargado de volver a sustituir estos geniales carteles por los anuncios de siempre: Mahou con sus cinco estrellas y Coca-Cola repartiendo supuesta felicidad. Y ahora… juzgad vosotros qué os parece. ¿Esto es arte?